ELLA
agua que mana del
corazón,
torrente del alma,
cascada llorosa de ausencias.
Hay
quienes llegan a ella y la disfrutan,
comparten soles
en días de verano,
la besan
y antes de remontar
el vuelo,
agradecidos,
dejan un jazmín junto a su orilla…
Y hay quienes se
acercan a esa fuente
sin ninguna clase de
recato,
primaveras muertas,
cactus secos,
corazones de piedra
envenenados
que no valoran la frescura de sus aguas
y escupen cuando se
sienten saciados.
Mas ella, nunca dejará de fluir,
porque es agua
y es amor…
© Nuria Velasco
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