DISPARO INVOLUNTARIO
Hasta hoy pensaba que mis lágrimas sólo eran dulces o amargas, que caían, rodaban o se deslizaban atendiendo al impulso de mis emociones.
Hoy he descubierto, que mi cuerpo también alberga otras con autonomía propia e instintos asesinos.…
Esta mañana, una de ellas ha convertido mi cuerpo en una Walther P99 y sin previo aviso ha impactado violentamente en la frente de la enfermera, esta, ha levantado levemente la cabeza y durante unos segundos se ha quedado inmóvil, mirándome fijamente a los ojos…
Sus últimas palabras han sido: “Vale, ya paramos…”
En mi defensa debo alegar, que el disparo ha sido involuntario.
© Nuria Velasco
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