Acrílico sobre lienzo
REBELDE
Rojo amanecer de
fuego y sangre,
el murmullo de sus letras
crepitando,
ideales convertidos
en cenizas,
mecidas por un viento
de tristeza.
En la madrugada de un
septiembre, ya lejano,
un disparo silenció
al veterinario
y callaron al Rebelde
para siempre.
Pero la pasión por
todo lo que amaba,
se instaló como
herencia indestructible…
Porque el alma y el
amor son inmortales.
© Nuria Velasco
Dedicado a mi abuelo Nicéforo Velasco.
Veterinario y escritor.
Fusilado el 26 de septiembre de 1936.
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