DE VUELTA A CASA
Algunas veces venciendo el miedo, consigues volar y elevarte
unos metros sobre el suelo, incluso logras hacer algún que otro
tirabuzón, acompañada por otra ave, que te anima a volar con ella.
Y entonces
te sientes grande y tu corazón salta en un ritmo acelerado.
Pero pronto, tus pequeñas piruetas les aburren y retoman su
vuelo acompañadas por otras aves que consiguen elevarse por encima de las
nubes…
Cuando
eso ocurre, tu corazón, ese que latía tan fuerte, se encoge, se hace tan
pequeño, tan chiquitito, que te hace sentir torpe e ingenua, por creer que
podrías volar un vuelo que no te corresponde y tus ilusiones te abandonan en
forma de llanto.
Y
regresas a tu pequeña playa y aprendes a disfrutar de tus pequeños y torpes
vuelos…
Y en
tu mundo imperfecto encuentras la felicidad…porque comprendes que no es
cuestión de vencer miedos, que es el momento de ser realista y aceptar, que las aves
de alas quebradas, nunca conseguiremos cruzar el Océano…
Nuria Velasco.
Quizás sea que eres tú quien enseña a volar más alto, a volar con el corazón, aunque permanezcas en ese sitio esperando a otras aves a tomar impulso. Eres tan tan especial, que no necesitas las alturas, llevas el cielo en tu pecho. Me encantó mi corazoncito con alas 😘😘
ResponderEliminarBueno, al fin y al cabo los vuelos rasantes tampoco están tan mal... Te quiero Ami, gracias!!
Eliminar