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martes, 12 de julio de 2016

VELA DE CUMPLEAÑOS



VELA  DE CUMPLEAÑOS


Estaban todos allí, rodeándola a ella y a una tarta de fresa en la que habían escrito con merengue, Feliz Cumpleaños.

Ella siempre se encargaba de los cumpleaños y elegía el sabor de la tarta que le gustaba a cada uno, de queso y arándanos si era el cumpleaños de su marido Héctor, de tiramisú cuando era el de Manuela, su suegra, de nata y whisky para Ramón, su suegro , de trufa para su cuñada y así con sobrinos, más cuñados y más sobrinos.

Durante 17 años, había preparado pasteles de cumpleaños para todos los que hoy la estaban mirando mientras entonaban  o mejor dicho desentonaban el cumpleaños feliz y ahora, mientras miraba esa tarta de fresa, se daba cuenta de que ellos, jamás le habían hecho una jodida tarta de chocolate, que era la única que a ella le gustaba.

No quería seguir allí, sentía que nunca había pertenecido a aquel lugar ni a aquella familia, estaba harta de todos ellos, de sus desprecios, de las humillaciones y de los engaños de Héctor.

Diez años atrás le había dicho a su marido que quería separarse, no había nada entre ellos, ya no quedaba ni siquiera cariño, pero él se había puesto furioso.
Los Garayo cuando se casan es para toda la vida y no estoy dispuesto a dar a mi padre un disgusto y que me desherede. – Había dicho apretando los dientes.
Ya arriesgué bastante cuando me casé contigo…Te falta algo? – gritó -  Tienes todo lo que cualquiera puede soñar, dinero, una gran casa, coche, una posición social que no te mereces y pinceles, no te gusta pintar?.... pues pinta y callate. No quiero volver a hablar de este tema, me oyes? Punto final.

En ese momento la canción terminó y los aplausos rompieron sus pensamientos.

Ella los miró en silencio, se aproximó a la vela que llameaba elegantemente sobre el merengue y cerró los ojos para formular su dedeo, un deseo que brotaba como un trueno de su corazón…. Salir de aquí, salir de aquí, deseo salir de aquí.

Abrió los ojos y sopló con todas sus fuerzas mientras las risas explotaban estruendosamente.

La vela no se apagaba.

Es una broma querida, siento que no se cumpla tu deseo.-Dijo Manuela entre risas.

Entonces ella muy suavemente, con dos dedos cogió la vela, la elevó a la altura de sus ojos, la miró fijamente, sonrió y dejó caer bruscamente su mano con la vela hacia abajo, hasta hundir mano y vela en la tarta.

Quien ha dicho que no se ha cumplido?- Le respondió a Manuela, que la miraba con la cara desencajada.

Héctor se levantó lentamente sin dar crédito a lo que su sumisa mujer acababa de hacer. Ella sonriente le lanzó un guiño, se limpió la mano en el mantel de lino, les lanzó un beso y dando media vuelta con paso seguro, se dirigió a la puerta de entrada de la casa.
Al llegar allí se paró en seco, abrió  de par en par, se descalzó de sus tacones  y bajó los tres escalones que la separaban de su libertad, lleno sus pulmones de aire y  así, descalza y más segura que nunca, salió por última vez de la casa de los Señores de Garayo.

Nuria Velasco


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